jueves, 21 de febrero de 2013


El Barroco en América Latina

Se le llama al movimiento artístico nacido en Europa en el siglo XVII, caracterizado por la exageracion ornamental. Su nombre deriva del vocablo "verruca" o "berrueco", que significa perla irregular deforme. También se refiere a lo excesivamente recargado de adornos.
  





Características 

Sus características principales fueron:
  • El dinamismo. Crea sensaciones de movimiento.
  • El teatralidad. Busca conmover y emocionar.
  •  La decoración y suntuosidad. Mucho ornato.
  • El contraste. Se aleja del equilibrio y uniformidad. 
  • La presencia de las culturas precolombinas en los escritores  



En la literatura, las características principales son la importancia del adorno; la abundancia de elementos que buscan impresionar, a través del  rebuscamiento y complejidad de forma y fondo; creación de contrastes entre lo serio y lo vano, lo bello y lo feo, lo ideal y lo real; y cierta tendencia a embellecer la realidad vulgar con vocabulario enriquecido con expresiones latinas.

Los géneros literarios que llamar popularidad tuvieron durante la colonia, fueron la crónica, poesía, lírica, satírica, el ensayo y el teatro.


El Barroco en América 

En el Nuevo Mundo, el Barroco tuvo características propias: incorporó elementos americanos, tales como un lenguaje enriquecido, con expresiones del habla local, la exaltación y vitalidad de lo nuevo, imágenes verbales, descripciones artificiosas y metafóricas comparando los materiales preciosos.
    






Arquitectura

   Las primeras construcciones que se originaron en América, fueron las que recogían formas renacentistas, pero se mezclaron con los gustos indígenas y dieron origen a una arquitectura característica del lugar. Así mismo fueron entrando al continente americano diversos estilos artísticos viéndose cada uno de ellos influenciado, ya que se desarrollaron de una manera muy distinta que en Europa.




Pintura

La pintura trata de seguir las tendencias españolas de una manera más fuerte que la arquitectura. Entre los colores más utilizados se encuentra el pardo, el cual fue puesto de moda por los tenebristas. Dicho estilo destaca de gran manera en las composiciones pero con las variaciones de la poca importancia de la luz por lo que no se llegaron a mover las figuras, al igual que no se realizaron perspectivas aéreas. Las mezclas de las técnicas del renacimiento con el barroco fueron hechas por los pintores coloniales. De la misma manera se podía observar en un mismo cuadro composiciones estructuradas en un primer plano con líneas verticales y horizontales muy características del renacimiento y en un segundo plano nubes o diversas figuras con movimientos oblicuos las cuales buscan espacios más allá del marco, que era muy típico del barroco.


Escultura

La escultura de dicho período es mucho menos importante que la arquitectura, ya que la mayoría de las estatuas encontradas en las iglesias eran traídas de España, específicamente de la escuela de Sevilla, por lo que influyó de gran manera en el arte colonial americano. A pesar de esto se produjeron diversas tallas de madera policromadas con influencia andaluza, pero con innovaciones indígenas. En México la escultura es muy pobre prácticamente hasta el siglo XVIII, en el cual aparece en Puebla un grupo de escultores encabezados principalmente por Villegas Cora.




El Teatro

Los misioneros introdujeron el teatro en lenguaje castellano con fines de evangelización, adaptando pequeñas piezas llamadas autos sacramentales. Las primeras representaciones se realizaron durante la Conquista y durante la primera parte de la Colonia. El teatro profano se introdujo a finales del siglo XVI. En Centroamérica la figura de Sor Juana de Maldanodo y Paz (1598-1666) se vincula al teatro colonial con autos sacramentales. 
   

Autores del Barroco en América Latina



SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ



(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
Ejemplos de su poesía. 

Excusándose de un Silencio...(Fragmento)

Pedirte, señora, quiero
De mi silencio perdón,
Si lo que ha sido atención,
Le hace parecer grosero.

Y no me podrás culpar
Si hasta aquí mi proceder,
Por ocuparse en querer
Se ha olvidado de explicar.

Que en mi amorosa pasión
No fue descuido ni mengua
Quitar el uso a la lengua
Por dárselo al corazón.

Ni de explicarme dejaba, 
Que como la pasión mía
Acá en el alma te hablaba

Y en esta idea notable
Dichosamente vivía;
Porque en mi mano tenía
El fingirte favorable.

Con traza tan peregrina
Vivió mi esperanza vana
Pues te puedo hacer humana
Concibiéndote divina.

¡Oh, cuan loco llegué a verme
en tus dichosos amores,
que aun fingidos tus favores
pudieron enloquecerme!

¡Oh, cuán loco llegué a verme
en tus dichosos amores,
que aun fingidos tus favores
pudieron enloquecerme!

¡Oh, cómo en tu Sol hermoso
mi ardiente afecto encendido,
por cebarse en lo lúcido,
olvidó lo peligroso!


Amor Importuno (Fragmento)

Dos dudas en que escoger
Tengo, y no se a cual prefiera,
Pues vos sentís que no quiera
Y yo sintiera querer.

Con que si a cualquiera lado
Quiero inclinarme, es forzoso
Quedando el uno gustoso
Que otro quede disgustado.

Si daros gusto me ordena
La obligación, es injusto
Que por daros a vos gusto
Haya yo de tener pena.

Y no juzgo que habrá quien
Apruebe sentencia tal,
Como que me trate mal
Por trataros a vos bien.

Mas por otra parte siento
Que es también mucho rigor
Que lo que os debo en amor 
Pague en aborrecimiento.

Y aun irracional parece 
Este rigor, pues se infiere,
Si aborrezco a quien me quiere
¿qué haré con quien aborrezco?

No se como despacharos,
Pues hallo al determinarme
Que amaros es disgustarme
Y no amaros disgustaros;

Pero dar un medio justo
En estas dudas pretendo, 
Pues no queriendo, os ofendo,
Y queriéndoos me disgusto.

Y sea esta la sentencia,
Porque no os podáis quejar,
Que entre aborrecer y amar 
Se parta la diferencia,

De modo que entre el rigor
Y el llegar a querer bien,
Ni vos encontréis desdén
Ni yo pueda encontrar amor.



José Lezama mejía





Nació el 19 de diciembre de 1910 en La Habana, en cuya universidad cursó estudios de Derecho.

Trabajó en un bufete de abogados y más tarde fue funcionario.
Considerado por críticos y escritores como el poeta cubano más importante junto a José Martí. Con un estilo, barroco y culto, sustentado en la metáfora y en la tradición del Siglo de Oro, que ha influido en numerosos poetas contemporáneos.
Dirigió las revistas Verbum (1937), Espuela de plata (1939), y Orígenes (1944-1956). Tras el triunfo de la Revolución Cubana, ocupó diversos cargos relacionados con el mundo editorial, aunque terminó dedicado por entero a su obra literaria, desde 1961 hasta su muerte.

Su primer libro de poemas fue Muerte de Narciso (1937), al que siguieron entre otras obras poéticas, Enemigo rumor (1941), Aventuras sigilosas (1945), Dador (1960) y Fragmentos a su imán, publicado póstumamente en 1977. En el año 1966 se publicó la novela Paraíso. Autor de la colección de ensayos La cantidad hechizada (1970). Oppiano Licario novela inconclusa, apareció póstumamente en 1977.
José Lezama Lima falleció el 9 de agosto de 1976 en La Habana


La mujer y la casa


Hervías la leche
y seguías las aromosas costumbres del café.
Recorrías la casa
con una medida sin desperdicios.
Cada minucia un sacramento,
como una ofrenda al peso de la noche.
Todas tus horas están justificadas
al pasar del comedor a la sala,
donde están los retratos
que gustan de tus comentarios.
Fijas la ley de todos los días
y el ave dominical se entreabre
con los colores del fuego
y las espumas del puchero.
Cuando se rompe un vaso,
es tu risa la que tintinea.
El centro de la casa
vuela como el punto en la línea.
En tus pesadillas
llueve interminablemente
sobre la colección de matas
enanas y el flamboyán subterráneo.
Si te atolondraras,
el firmamento roto
en lanzas de mármol,
se echaría sobre nosotros.

Melodía

de la piel acompañante y ya me pide
un anhelar pasivo que la incline
al borde níveo donde el aire empieza.

Dulce secreto la gaviota o ya se afine
la sombra que extendía la pereza
de la piel, negando que al irse se descuelgue
de la sonrisa en que muere su destreza.

No es melodía ni fuga en la marina
onda rota que recuerda el sueño salpicado
de pluma y pleamar en piel que el aire olvida.

Corvo vidrio en la mano destrenzado.
Frío dardo cayendo más afina
el humo hacia la flauta y olvido deseado.




Ricardo Palma



Nacido en Lima, Peru. Mestizo de sangre y espíritu, fue un dramaturgo costumbrista y romántico; también poeta lírico aunque sin originalidad y bastante frívolo. Fue un fiel y constante poeta del barroco
Creador de un género intermedio entre el relato y la crónica, que renovó la prosa sudamericana. Aunque se le considera integrante de la escuela romántica, su obra no obedece del todo a sus presupuestos, salvo por algunos matices estilísticos que empleó como soporte formal. Es cierto que en su juventud hizo una apasionada defensa del romanticismo, pero luego lo juzgaría con gran severidad y trazaría su propio derrotero artístico.


LA POESÍA


¿Es arte del demonio o brujería

esto de escribir versos? -le decía,
no sé si a Calderón o a Garcilaso
un mozo más sin jugo que el bagazo.
Enséñame, maestro, a hacer siquiera
una oda chapucera.
-Es preciso no estar en sus cabales
para que un hombre aspire a ser poeta,


Pero, en fin, es sencilla la receta.

Forme usted líneas de medidas iguales,
y luego coloca juntas
poniendo consonantes en la punta.
-¿Y en el medio? -¿En el medio? ¡Ese es el cuento!
Hay que poner talento.




FAREWELL


La curva de los mares
dilata el horizonte,
y mi nativo monte
no alcanzo a contemplar
¡En él queda mi alma!
De muerte herida el alma
¡oh patria! te abandono a mi pesar.

Los malos se alborozan
cuando los buenos gimen;
arriba se halla el crimen
ceñido de laurel,
y un César se levanta
que, con inmunda planta,
holló de la República el dosel.

Me arroja al extranjero
mi fe en la Democracia;
allí de la desgracia
me espera amargo pan;
mas ¡patria que amo tanto!
tu nombre sacrosanto
mis labios sin cesar bendecirán.

Amiga cariñosa
del pobre peregrino,
no llores... El destino
nos juntará a los dos
La noche por el cielo
extiende ya su velo...
¡Patria, amores, adiós, adiós, adiós!


Bernardo de Balbuena





Nacido en Valdepeñas (España) fue traído por su padre a México, donde éste residía. Balbuena tenía por entonces sólo dos años de edad ; en consecuencia , su educación fue, de pleno, americana. Sus experiencias llevan el sello – casi exclu- yente – de quien deposita sus energías en alcanzar cargos relevantes y en dar rienda a su vocación literaria en medio del ambiente de la corte.

Recibe premios en certámenes de honor y abraza – nombrado por el rey, en 1619 –, la jerarquía de Obispo de Puerto Rico. Es evidente que para esto debía contar con una eximia preparación cultural que, de hecho, tenía: al margen de otros estudios importantes, se doctoró en Teología en la Universidad de Sigüenza.

Hay en sus escritos una delicadeza de estilo y una claridad de conceptos propios de un autor que, como precursor del barroco americano , expone , a la vez, moderación y riqueza expresiva, a lo que suma una gran originalidad.

La principal contribución de la América española al barroco – en literatura – llegó a través de Bernardo de Balbuena.


Obras importantes:
Entre sus obras, cabe mencionar El Bernardo o la Victoria de Roncesvalles , un poema épico culto; El siglo de Oro en las Selvas de Erifile, novela pastoril en que imita la Arcadia, del escritor italiano Sannazaro, y en la cual se observa una exaltación de la naturaleza de la Nueva España, y Grandeza Mexicana,composición escrita en verso.

Grandeza Mexicana (fragmento)

¿Pues qué diré de la hermosura y brío,
Gracia, donaire, discreción y aseo,
Altivez, compostura y atavío

De las damas da este alto coliseo,
Nata del mundo, flor de la belleza
Cumplida perfección, sino del deseo,

Su afable trato, su real grandeza,
Su grave honestidad, su compostura,
Templada con suave y gran llaneza?

Lo menos de su ser es la hermosura,
Pudiendo Venus mendigarla dellas
En gracia, en talle, en rostro, en apostura.

Cuantas rosas abril, el cielo estrellas,
Chipre azucenas, el verano flores,
Aquí se crían y gozan damas bellas.

Estos son de sus bienes los mayores,
Y ellas en discreción y cortesía
El esmero del mundo y sus primores.

La india marfil, la Arabia olores cría,
Hierro Vizcaya, las Dalmacia oro,
Plata el Pirú, el Maluco especiería,

Seda el Japón, el mar del Sur tesoro
De ricas perlas, cácares la China,
Púrpura Tiro, y dátiles el moro, 

México hermosura peregrina,
Y altísimos ingenios de gran vuelo,
Por fuerza de astros o virtud divina;

Al fin, si es la beldad parte del cielo,
México puede ser cielo del mundo,
pues cría la mayor que goza el suelo, 

¡Oh ciudad rica, pueblo sin segundo,
Más lleno de tesoros y bellezas
Que de peces y arena el mar profundo!


Perdido ando, señora, entre la gente...

Perdido ando, señora, entre la gente
Sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida:
Sin vos porque de mí no sois servida,
Sin mí porque con vos no estoy presente;

Sin ser porque del ser estando ausente
No hay cosa que del ser no me despida;
Sin Dios porque mi alma a Dios olvida
Por contemplar en vos continuamente;

Sin vida porque ausente de su alma
Nadie vive, y si ya no estoy difunto
Es en fe de esperar vuestra venida.

¡Oh bellos ojos, luz preciosa y alma,
Volved a mirarme, volveréisme al punto
A vos, a mí, a mi ser, mi dios, mi vida!


Pedro Henríquez Ureña.




(Santo Domingo, 1884 - Buenos Aires, 1946) Escritor y humanista dominicano. Hijo de la poetisa Salomé Ureña de Henríquez, ha sido una de las figuras más sólidas y estimables de la cultura dominicana. Su vida literaria empezó a los catorce años, con la publicación de una colección de poemas titulada Aquí abajo. En 1901 se trasladó a Nueva York a cursar estudios universitarios. De aquella ciudad pasó a La Habana, Cuba, donde en 1905 publicó su primer libro, Ensayos críticos, para pasar luego a México, donde permanecerá entre 1906 y 1913.

En 1914 volvió a la capital cubana, donde publicó un estudio acerca de Hernán Pérez de Ayala. Entre 1915 y 1916 residió en las ciudades de Washington y Nueva York, donde en 1918 publicó Las nuevas estrellas de Heredia. Durante este último año ingresó en la Universidad de Minnesota, en la que se mantuvo como docente hasta 1921. Durante estos años viajó a España en dos oportunidades y estableció contacto con Ramón Menéndez Pidal, quien escribió el prólogo a Versificación irregular de la poesía castellana, su tesis doctoral presentada en Minnesota.


Erudito de tipo moderno, preocupado por la corrección y la pureza del lenguaje, y enamorado de los clásicos griegos, latinos y castellanos, apenas escribió obras de imaginación, como el cuento La Sombra, el poema dramático El nacimiento de Dionisos y algunas poesías más, dentro del tono y ambiente del modernismo. Su limpieza literaria corrió parejas con su limpieza espiritual: por caminos opuestos a los de su hermano Max, se alejó pronto cuanto pudo del dictador Trujillo.

Fue filólogo y un ensayista de verdadera altura, apasionado por la sencillez del lenguaje, que procuró limpiar de barroquismos hasta llegar en ocasiones a la sequedad. A este respecto, son fundamentales sus estudios titulados Corrientes literarias en la América hispana; Seis ensayos en busca de nuestra expresión;Ensayos críticos (1905); Horas de estudio (1910); Mi España (1912); La versificación irregular en la poesía castellana (1920); La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1936); El español en Santo Domingo (1940); Plenitud de España (1940), y su obra póstuma: Historia de la cultura en la América Hispánica (1947).



El niño (idea de tagore)


—¿De dónde vine, madre?
¿De dónde vine a ti?
—Viniste de mis sueños,
de cuanto amé y sentí.
Cual temeroso pájaro
que espera el nuevo sol,
estabas escondido
aquí en mi corazón.
Estabas en los juegos
de mi niñez feliz,
y sobre los altares
como deidad te vi.
¡Oh misterioso encanto,
prodigio del amor:
tener entre mis brazos
el tesoro mejor!

Tú que en los sueños de mi edad primera...

"Escucha, aquellos lazos que en la vida
ligaron, a la tuya, extraña suerte,
ya en su piedad los desató la muerte,
Purificando su abatido ser.
Retornarás a mí: que en el espacio
do flotan, sin chocarse, tantos mundos,
sobreviven intensos y profundos
los sentimientos del amor doquier.
"Sí, sobrenadan en la esencia pura
que a modo de torrentes de armonía
en piélagos de ardiente simpatía
la atmósfera circundan del Señor...
No se alza de la tierra ni un deseo
que no haya bendecido el Hacedor...
"Ven a mí saturada de la glora
en que nada tu espíritu divino...
Explícame esa ley aterradora
que a perseguir tu sombra me condena..."

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